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sábado, 21 de febrero de 2009

Qué matemáticas las de aquél día

¿Recuerda ese sonido imposible al principio de A hard day´s night de The Beatles?. Bueno, muchos guitarristas de renombre mundial se han roto la cabeza durante décadas, porque el polémico acorde contiene una nota que sería imposible de conseguir en una única toma sólo con dos guitarras y un bajo.

Jason Brown, profesor de la Universidad Dalhousie, ha resuelto el secreto, eso sí, aplicando técnicas matemáticas avanzadas.

Brown descubrió el sonido de un piano camuflado entre la Rickenbacker de 12 cuerdas de George Harrison, la guitarra de seis de John Lennon y el bajo de Paul McCartney. Sí, el ingrediente secreto provenía una vez más del milagroso George Martin, el productor de The Beatles, que metió un Fa con el piano que hubiera sido imposible de tocar con el resto de notas a la guitarra.

Brown utilizó un cálculo matemático llamado la transformada de Fourier para resolver el acertijo de The Beatles. El proceso le permitió descomponer el sonido en sus frecuencias originales utilizando un programa de software, averiguando así qué notas se habían tocado en la grabación.

Consultado Paul McCartney sobre el origen del sonido, el músico siempre se limitaba a decir que era fruto de la inspiración de un momento y que sólo era "un sonido de otro mundo".

Fuente: http://www.adn.es/cultura/20081114/NWS-2269-acorde-secreto-hard-day-night.html


lunes, 16 de febrero de 2009

Eterno bolero

El sábado iba con mi abuela en el coche. Teníamos la radio puesta, y comienza a sonar "Perfidia", la versión de Luis Miguel, y me dice: "Esta canción la bailaba cuando tenia 18 años y trabajaba en Astorga, en León". Corría el año 1942. Vaya, vaya, abuela, no sabía que esta canción era tan antiquísima.

Me la sé de memoria de mi época adolescente cuando escuchaba M-80 Serie Oro y ponían muchas canciones de amor :) "Mujerrrrr, si puedes tú con Dios hablar, pregúntale si yo alguna vez, te he dejado de adorar". Eran los 80. Y ahora sigue sonando en las emisoras en el 2009.

Es que esto de las perfidias, las traiciones y las infidelidades, forman parte del ser humano desde el principio de los tiempos, así que este bolero, imagino que aunque pasen otros cuatro siglos, seguirá escuchándose.

Vídeo de Luis Miguel cantando "Perfidia" en 2002



Nadie comprende lo que sufro yo
Canto pues ya no puedo sollozar,
Solo temblando de ansiedad estoy
Todos me miran y se van.

Mujer,
Si puedes tu con Dios hablar,
Pregúntale si yo alguna vez
Te he dejado de adorar.

Y al mar,
Espejo de mi corazón,
Las veces que me ha visto llorar
La perfidia de tu amor...

Te he buscado dondequiera que yo voy,
Y no te puedo hallar,
Para qué quiero otros besos
Si tus labios no me quieren ya besar.

Y tú,
Quien sabe por dónde andarás
Quien sabe qué aventura tendrás
¡Qué lejos estás de mí...!

Te he buscado dondequiera que yo voy,
Y no te puedo hallar,
Para qué quiero otros besos
Si tus labios no me quieren ya besar.

Y tú,
Quien sabe por dónde andarás
Quien sabe qué aventura tendrás
¡Qué lejos estás de mí...!

¡De mí...!
¡De mí...!

viernes, 13 de febrero de 2009

Tren de cercanías

¡Madrugón! ¡Uf, uf, uf! Hacía bastantes años que no cogía de manera habitual el tren de cercanías. El primer día estaba nevando, y aún así, llegué con una puntualidad británica a mi destino.

Suelo venir ya de un mundo de otra "dimensión", el metro, que merece un capítulo aparte, pero al enlazar con la estación de Chamartín, es como si el tiempo se detuviera. Todo parece igual que hace quince años, lo único nuevo es que pregunto a una chiquita con rasgos orientales que está detrás de un pequeño mostrador, cuál es el andén para Tres Cantos. Todo el mundo va serio, la gente amargada por tener que levantarse temprano, a excepción de algunas parejas de novios y madres con sus hijos, que sonríen.
Es como si el funcionamiento de toda la maquinaria que interviene estuviera congelada en el tiempo: trenes, andenes y viajeros.

Hay pequeñas incertidumbres diarias, porque ya no hay planos de la red de cercanías, aquéllos que llevabas bien dobladitos en el bolso a modo de chuleta; te remiten a internet si quieres hacerte con los horarios, de manera que aunque los había imprimido de la web de RENFE, no se ajustan en absoluto a las horas en que pasan los vagones rodantes. A veces, según subes al andén, pasa el tuyo, otras viene el de San Sebastián de los Reyes y tienes que estar al loro de dejarlo pasar, en otras ocasiones te hacen cambiarte de vía por megafonía, otras estás como una tonta mirando hacia la izquierda y resulta que el tren que hay que pillar está a la derecha (era mosqueante que no hubiera nadie esperando, claro, estaban subidos pensando qué hacía yo ahí solipandi).

Después la pequeña lucha diaria por coger sitio. Si no fuera por la pierna, que aún sigue dando la lata, me daría igual, porque el traqueteo es agradable, podría leer sin marearme (no como en los autobuses), y también sirve para cerrar un poco los ojos y "dormir" un ratito. Así que unos días voy de pie y otros sentada, y siempre acompañada con la música relajante del MP3, que es quien me ayuda a sobrellevar el madrugón. No me fijo mucho en la gente, aunque la mayoría son jóvenes que va a trabajar o a estudiar. Es difícil encontrarse con personas mayores de cincuenta años, aunque hoy vi a un hombre que debía rondar esa edad; tenía pinta de profesor de universidad y se bajó en Cantoblanco, la estación de la Universidad Autónoma.

Al llegar a Tres Cantos, salimos todos apelotonados y dando pequeños pasitos dentro de la marabunta, hasta que llegamos a los tornos de salida, donde más de un día sigue habiendo inspectores a los que tienes que mostrar el abono transporte. Y de ahí cada cual se desperdiga: unos van andando y otros cogen un autobús para desplazarse dentro de la ciudad hasta el curro.

Carlos Pumares decía que no había un solo western donde saliera un tren que fuera malo. Por ahora, las mañanas se hacen más llevaderas cuando viajo en tren; casi perdono al Universo por hacerme chupar una hora de transporte. Para regresar a Madrid debo fijarme en la dirección "Parla", pero a pesar del repelús que me da Parla, algo ha cambiado en mi ánimo: vuelvo contenta y con un sosiego que no tenía al comenzar la jornada, cuando me levanto y todavía es de noche. :)

Trenes de cercanías en la Estación de Chamartín


Vista desde el andén 4


Estación de Tres Cantos
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