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lunes, 27 de septiembre de 2010

Pompas

Paseo vespertino por el centro de Madrid. En la plaza Mayor un artista callejero hacía normes pompas de jabón. A pesar de la sencillez del "invento", siempre consigue que me fije en las efímeras burbujas flotantes, rememorando aquellas otras que hacía de pequeña de manera más rudimentaria, simplemente con la mano.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Placita

Placita donde paraba a descansar algunas tardes de verano, mientras iba con la bici de pueblo en pueblo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

El bomberómetro

El bomberómetro es un instrumento de alta precisión diseñado por científicos americanos que trabajan para el ejército en bases secretas del desierto de Nevada. Está compuesto por un área cerrada, donde una serie de tíos buenorros están recluidos 24 h. haciendo deporte y viendo la TV a la espera de que sean llamados para alguna emergencia. Cuando ésta se produce, salen pitando en vehículos rojos para salvar al mundo. Y el resto del tiempo, es cuando verdaderamente se activa la segunda función. Cuando están cansados de hacer deporte, ver la TV o chatear, se dedican a piropear a las jóvenes viandantes.

Es decir, la prueba más fiable de que una chica está potable, es hacerla pasar por delante del parque de bomberos. Si te dicen cogiéndote de la mano: "harías lo que quisieras con un hombre", "ven que te enseño el gimnasio y las instalaciones", "¿de dónde vienes? quédate, vamos a hablar un rato, eres preciosa", es más que probable, que efectivamente, tengas 18 años y estés quesil.

Si se asoman tres desde una ventana, y te gritan "ehhhh, guapa", también es una forma aceptada de que el bomberómetro está funcionando correctamente, aunque se tengan algunos añitos más :P.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Cómo te llaman en urgencias

El mes pasado tuve que acercarme al hospital porque me dio un dolor muy fuerte en el pecho. Pienso si ir al de la Seguridad Social que está al lado de casa, o gastarme un pastón en taxi yendo al de mi sociedad privada, donde otras veces me atienden muy rápido y no escatiman en pruebas. Decido lo segundo.

No voy a quejarme de cómo fue la atención, que no supieron decirme de qué era, que no me dieron ni informe y mucho menos ninguna solución ni consejo (además de tener que quitarme yo sola las pegatinas del electro antes de irme). Esto no sé si será una mala gestión veraniega, pero me voy a centrar en otro tema.

Al llegar y entregar en recepción mi tarjeta sanitaria, me dan una serie de pegatinas iguales, con todos mis datos personales, código de barras, teléfono, dni, nº de póliza, fecha de nacimiento y un extraño código: MM322. Bueno, pues me voy a la sala de espera, y resulta que hay dos monitores, uno para las consultas externas, y otro para urgencias, algo que ya te despista, porque no sabes en un primer momento a qué pantalla mirar: tanto el texto como los colores de la interfaz son algo confusos para visualizarlo bien.

Luego, me doy cuenta de que no hay una enfermera que vaya llamando a las personas, ni siquiera un sistema de megafonía normal. Tengo que estar pendiente del monitor de urgencias, donde no soy Periquita Pérez de los Palotes, sino MM322. Allí van saliendo además diferentes temas, que si triaje, que es la primera clasificación que hacen, los boxes donde te atienden, de manera que sale una voz robotizada-metalizada de vez en cuando avisando al paciente de que le toca, pero con su código raro.

Me parece demencial que estando ahí muerta de dolores, que incluso allí mismo me volvió a dar el jamacuco, tengan un sistema así de impersonalizado, es vergonzoso que te tengas que aprender que eres el "MM322", mirar continuamente el papel porque se te olvida, estar pendiente de los monitores y a a ver a qué sala o lugar te envían.
Y claro, el MM322 permanece bastante tiempo activo, incluso cuando has vuelto de alguna de las salas, con lo que despista y piensas: "¿me estarán llamando para lo siguiente?".

Al fin y al cabo yo estoy familiarizada con la informática e iba acompañada, pero se me caía la cara de vergüenza al ver a las personas ancianas que había allí con sus maluras, que no se estarían enterando de nada.

Me gustaría saber quién fue el equipo informático que aceptó programar semejante sinsentido, y el genio del hospital (el cliente) que impuso que se fuera llamando así a la gente en urgencias, de esta manera impersonalizada, poco práctica, complicada y absurda.
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