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domingo, 31 de octubre de 2010

Fantasmada de invitación

Acceder a la segunda copa sería algo así como un hechizo de bruja, teniendo en cuenta que el local era estrecho y pequeñito, y que en la hora y pico que me pasé allí no entró nadie disfrazado. ¿De dónde van a venir las 100 personas? :) Un reclamo más para adornar la entrada, o que los empresarios de la noche se creen sus propias e inverosímiles expectativas.

jueves, 21 de octubre de 2010

Tubos de amor

Paseando por el pueblo de mi madre, me encuentro estos enormes tubos de hormigón al lado del río, cerca del gran puente que construyeron para la autovía de las Rías Baixas. Se debieron dejar olvidado por allí este material, que al mirarlo, me transporta automáticamente a una escena de una película.

La película en cuestión, una de mis favoritas, se titula "Dos en la carretera" (Two for the road, 1967), y se muestra como un chico y una chica ingleses y veinteañeros se encuentran en sus vacaciones en Francia y se enamoran. Durante una de las jornadas de su viaje barato en plan estudiantes y autoestopistas, comienza a caer una lluvia espantosa, y es cuando ven estos tubos de hormigón, en los cuales deciden refugiarse. Mark y Joanna (Albert Finney y Audrey Hepburn), se acurrucan juntos hasta que pase el chaparrón, felices por esa primera fase del amor recién estrenado. Se quedan dormidos, y mientras tanto, un camión eleva los tubos y los carga para transportarlos. Cuando se despiertan, se quedan alucinados de estar en movimiento, y cuando se bajan, resulta que han llegado al Mediterráneo, un lugar que será especial para ellos en el futuro.

domingo, 17 de octubre de 2010

Bolos

Hacía años y años que no jugaba a los bolos. Ha sido divertido ponerse unos zapatos recién rociados de spray, cada uno como de pares diferentes, con la lengüeta rota, y probar a ver si podía adoptar una postura adecuada para no hacerme daño en la rodilla. Lo peor, como siempre, elegir la bola. Nunca termino de pillar el punto al peso que me viene bien, así que en cada jugada, probaba un número diferente: 12, 13, 14; hasta llegué a coger una 15, pero noté que mis brazos no podían sostenerla bien.

Un rato muy divertido, aunque mi compañera comenzase con un pleno que me hundió en la miseria. Estuve a punto de conseguir alguno, pero siempre se quedaba de pie el bolo puñetero, ese que parece decir: "yo no me caigo para fastidiarte". Me tuve que conformar con un semipleno. Y la puntuación total, para estar desentrenada y hacer siglos que no practicaba, 90 puntos, no está mal. Mi récord, creo recordar envuelto en brumas de juventud, que es 120.

La bolera de Chamartín tiene gente muy normal, pensé que me iba a encontrar a todos los barriobajeros que acudían a la disco "Macumba", pero no, un ambiente muy relajado, y tampoco había grupitos como la peli que vi hace poco, "El gran Lebowsky", sacando pistolas ni nada semejante :P.
A ver si repito y voy perfeccionando la técnica, que esto crea mono.

 
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