En esta ocasión, además de ser día del espectador, con lo cual sólo fueron 5,60 euros, no despegué el culo de la butaca ni la vista de la pantalla, aunque el metraje fuera largo, 2 horas 34 minutos, y muchas escenas, bastante violentas.
Una película que engancha desde el primer momento, una historia carcelaria, pero no sólo eso, sino un camino iniciático para el protagonista, Malik El Djebena, un chico de 19 años que ingresa en una prisión francesa condenado a 6 años, sin saber leer ni escribir, y obligado a espabilar a la fuerza, delinquiendo aún más para sobrevivir, y fortaleciéndose a medida que transcurre el tiempo, pero sin perder ese magnetismo para el espectador que hace que en todo momento te sientas identificado con su figura.
Una curiosa mezcla de géneros podrían aunarse aquí, y es inevitable acordarse de "El Padrino", aunque la localización, personajes y trama difieran bastante de la peli de Coppola.
Lo que está claro, es que esta película es de las mejores del año, que con razón se ha llevado todos los César da la Academia Francesa, el Gran Premio del festival de Cannes, que estuviera nominada a los Óscar como mejor film extranjero o se alzara con el Bafta como mejor película de habla no inglesa, porque es una de las cintas imprescindibles que están en cartelera, de esas que es de obligado visionado, y por supuesto, en versión original con subtítulos, pues mucha de la fuerza se basa en los tres idiomas que se hablan: francés, árabe y corso.
Me reconcilio con el mundo del celuloide cuando veo este tipo de películas. De hecho, estoy pensando en ir a verla otra vez. Menos mal que no sólo me puedo alimentar de "clásicos" :)
Ahora dejo unas palabras del director, Jacques Audiard:
"Actualmente, en Francia, cuando se quiere hacer una película de ambiente carcelario, surgen dos obstáculos: el documental, con una vertiente social, cosa que no me interesaba, y la influencia de la imagen de la prisión derivada de las series americanas, con arquetipos que no nos pertecenecen. Hemos visitado muchas cárceles en busca de nuestras localizaciones, pero todas eran muy antiguas, y por lo tanto era imposible rodar en ellas. Al final, decidimos construir nosotros la escenografía. Esta etapa fue muy importante, porque a partir de allí la película tomó forma. No se trataba de un estudio con techos y paredes móviles, sino de una escenografía rígida y con un realismo convincente. No me planteaba hacer un análisis sociológico, sino hablar de ambientes mafiosos surgidos de centros carcelarios, cerrados. Además, me apetecía hacer una historia con lenguas distintas (el corso y el árabe) que hace más herméticos los grupos, dándoles un aspecto misterioso. Teníamos la idea de hablar de un ambiente criminal en el que se enfrentaran los viejos y los nuevos, con sus distintas culturas. El personaje de el profeta encarna este nuevo tipo de criminal: no es un psicópata, sino inteligente y casi angelical...Lo que me interesaba era tratar la prisión como una metáfora de la sociedad. En un instante, el interior y el exterior de la cárcel se convierten en la misma cosa, y lo que aprendes dentro te sirve fuera. Quería crear un personaje que no tuviera otra solución que aprender en prisión algo de lo que pudiera aprovecharse fuera.
Quería que fuera una película de género con rostros desconocidos, excepto el de Niels Arestrup, una especie de película del Oeste. Además, las escenas oníricas y fantásticas me han permitido dar una vida interior al personaje de Malik, representar, más allá de las distintas situaciones, lo que pasa por su cabeza cuando se cierra la puerta de la celda. Me gusta mezclar géneros, desplazar las líneas que los limitan. Desde el principio me propuse que la película se apoyara en una cultura popular, queríamos hacer un anti-Scarface porque no me interesaba en absoluto hablar de neuróticos y del ascenso al poder de este tipo de personajes.
Al principio quise titular esta película con el equivalente en francés de You Gotta Serve Somebody, una canción de Bob Dylan que habla de que siempre estamos al servicio de alguien, pero no encontré una traducción que me convenciera, y aunque bien pudiera haberse llamado Pequeño gran hombre, por ejemplo, como el título implica una referencia a alguna cosa que necesariamente se va a desarrollar en la película, y como trata de un pequeño profeta, la titulé Un Prophète.
UN PROFETA es la historia de un hombre que llega a una posición que nunca habría alcanzado de no haber estado en prisión, lo que encierra una paradoja, que es lo que me interesa tratar. En cierto sentido, UN PROFETA, es una película moral. Malik es un delincuente que odia a los delincuentes, no tolera excesos."Ficha de "Un profeta" (Un prophète-2009) en Filmaffinity
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