Una de las cosas que más me gusta al llegar esta época, es poder disfrutar de las múltiples terrazas de Madrid. No es sólo por saborear las tapas y refrescarme con las bebidas, sino por el relax que produce estar sentada tranquilamente, sin pensar en nada, tan solo disfrutando de la amena conversación, sin tragar humo, riendo y aprovechando el momento, esos minutos en que parece que el tiempo se para y todo alrededor es felicidad.
Creo que "terracear" es una costumbre de todo el Mediterráneo. Cuando veo reportajes sobre Italia, Grecia o cualquier isla, siento como si no pudiera negar mi origen, como si no fuera posible que hubiera nacido en otro lugar.
Terraza "El parque", en La Vaguada
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