Siempre me ha relajado explotar las burbujas de aire que vienen envolviendo objetos delicados. Me desestresa ir apretando una a una, o bien hacer la típica "metralleta", retorciéndo el trozo como si escurriera una bayeta, haciendo que exploten muchas a la vez.
Cuando recibo un sobre acolchado de correos de algún envío, siempre me quedo con las burbujas, y mientras miro la TV o estoy simplemente sentada, me pongo a la tarea. En esta ocasión, acudí con una amiga a una tienda de pinturas; ella fue a comprar 5 metros para proteger unas ventanas que iban a cambiarle en casa, y yo le pedí al señor que me cortara un pedazo más pequeño, aunque al pagar, me lo regaló, así que por el metro ya iba haciendo los soniditos, que por otro lado parecen ventosidades :P. La gente me miraba, y a ratillos me cortaba, pero cuando llegué a casa, no dejé burbuja con "cabeza". Además se estimula el tacto: cuando ya tienes casi todo terminado, los dedos van buscando alguna que se haya escapado, para romperla aún con más gustirrinín :).
Y a mí. Es muy vicioso.
ResponderEliminarEl otro día unos amigos míos conociendo mi 'pasión' por explotar burbujas de plástico, me regalaron dos láminas grandes con burbujas ENORMES. Estuve como una hora sin parar hasta que las exploté todas. XD
Jajajaja menos mal que no soy la única "maníatica". A mí me las suele guardar mi madre, pero nadie más. Es que relaja que no veas la tontería XD.
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