Aunque la había visto ya un par de veces, y se desarrolle en otra época, un nudo en la garganta va poniéndose a medida que transcurre la cinta. Le pasará lo mismo a quien haya tenido una juventud muy marcada por los padres, y a quien haya vivido ese primer amor apasionado, loco, especial, entregado, único e irrepetible.
Y retumba en mi cabeza el precioso poema que aparece en la película, y que alguna noche que otra, pedían los oyentes al crítico de cine Carlos Pumares, en su mítico "Polvo de estrellas", y que él desgranaba en las ondas aquellas lejanas madrugadas de los años 80'.
William Wordsworth. "Ode: Intimations of Immortality from Recollections of early Childhood"
- What though the radiance which was once so bright
- Be now for ever taken from my sight,
- Though nothing can bring back the hour
- Of splendour in the grass, of glory in the flower;
- We will grieve not, rather find
- Strength in what remains behind..
William Wordsworth. "Oda a la inmortalidad"
- Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que me deslumbraba.
- Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba,
- de la gloria en las flores, no hay que afligirse.
- Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo.
Natalie Wood lee en clase de literatura un fragmento del poema
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