Cuando le veía haciendo esto, saltando virutas de madera en la ruidosa tarea de moldear los troncos mientras el torno giraba a toda velocidad, me parecía algo mágico, pues iba adquiriendo formas preciosas que al final adornaban primorosamente la obra.
Estas sillas las guardo como un tesoro. Me las hizo mi abuelo en su pueblo cuando era niña e iba allí de vacaciones, una para mí y otras dos para que pusiera a mis muñecas. No empleó apenas tiempo, recuerdo que las hizo rápido como un regalito. En sus trabajos profesionales, se notaba una finura, oficio y un buen hacer que ya no creo que quede en España. Son formas de trabajar que se van perdiendo con la industrialización.
La silla que hizo mi abuelo para que me sentara cuando era pequeñita
Una de las sillas para que colocara a mis muñecas
Otro modelo de silla para que sentara a más muñecas
Todas juntas. La silla central es la mía y las otras las de las muñecas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en Mi Matrix Particular. Te esperamos pronto.