Cuando tenía 18 años, hablando con una amiga, siempre decía que si me casaba sería aquí. Me gustaba el edificio, las escaleras, el entorno y echarle imaginación mezclada con ilusión. Qué duda cabe que las cosas no salen como se planean cuando eres adolescente, y que ahora queda sólo como un sitio al que mirar por su majestuosidad, por la belleza del edificio, sin que avive otro tipo de sentimientos. ¡Qué malos son los cuentos de hadas!
Siempre hay un coche de novios esperando a la puerta
La escalinata por la que habría entrado arrastrando la cola de mi hermoso vestido :P
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en Mi Matrix Particular. Te esperamos pronto.