Las cuatro moles que se vislumbran desde cualquier parte de la periferia de Madrid, a mi entender son horrendas, descomponen todo el paisaje urbano, haciendo que la ciudad parezca una liliputiense en disonancia total con estas construcciones.
Pero al caer el sol, y en las distancias cortas, la noche transforma el panorama, y las Torres Business Area de la Castellana parecen bonitas, con las luces artificiales que salen de las ventanas, proyectando una imagen moderna y agradable. No sé qué encantos tiene la noche a nivel estético, quizás como pasa con los humanos, por las noches todas las macro torres son pardas. Tal vez una excusa más para defender el noctambulismo :-)
Antes me gustaban.... ahora no puedo mirarlas por asociación de ideas. Pero todo pasará, espero, y las veré simplemente como parte integrante del sky-line de Madrid.
ResponderEliminarSeguro que pronto las puedes ver como un elemento arquitectónico más, aunque debo ser muy catastrofista pero me las imagino en TV atravesadas por aviones :S
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