Caminaba el otro día bajo la lluvia, pensando y dándole vueltas a los problemas, que en esos momentos parecían una espiral sin fin, cuando miro a la derecha y mi vista se fija en una palabra: Sangri-la. Sí, el cartel de un restaurante oriental, pero para mí, como una señal de que esas preocupaciones pueden tener solución, que tal y como contaba James Hilton en su novela "Horizontes perdidos", podía existir ese lugar idílico donde el tiempo se detenía y todo era paz y armonía.
Recuerdo la película de Frank Capra, y rememoro este lugar supuestamente ubicado en regiones montañosas del Himalaya, en el tan controvertido Tibet. Aquel ambiente de calma, personas riendo, niños en la escuela, campesinos cantando, muchachas hermosas pululando, la gente dedicándose a vivir la vida sencillamente haciendo lo que le da la gana, siempre soleado, las flores por doquier, y el gran palacio con el monje sabio al frente de todo ese lugar de descanso, donde el mal no tiene cabida. Quizás exista ese paraíso en alguna parte. Puedo ir al restaurante a ver si encuentro alguna puerta secreta que me conduzca a Sangri-la :-)
Incluso Sabina le cantó aquello de "...cazador en Venecia, anciano en ShangriLa, polizón en tu cama ...".
ResponderEliminarMe gusta mucho Sabina, y esa cancion "La del pirata cojo", también :) Es un poeta, digan lo que digan.
ResponderEliminarProtegidos por la luna
ResponderEliminarcogieron prestado un coche,
me dejaron en mi queli y se borraron
por las venas de la noche
-”enróllate y haznos una
copla guapa de la tuyas”- me gritaron
En los vertices del tiempo, anidan los sentimientos, en sangrila terminan.
ResponderEliminarEn los vertices del tiempo, anidan los sentimientos, en sangrila terminan.
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